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Rusia muestra en Osetia del Sur que no tolerará que pisoteen sus intereses

MOSCÚ (AFP) — Con su intervención militar en Osetia del Sur, foco rebelde de Georgia, Rusia ha trazado una "línea roja" para mostrar que no tolerará que sus intereses sean pisoteados impunemente, estimaban el domingo algunos analistas.

El Estado ruso ha hecho saber desde hace años que no permitiría que Georgia recupere el control de Osetia del Sur y de Abjasia, dos regiones separatistas georgianas, pero hasta ahora, no estaba claro de qué modo respondería a un intento de Tiflis en ese sentido.

"La guerra era inevitable", estimó Pavel Felgenhauer, un analista militar independiente en Moscú. "La gente en Georgia había hablado de ello hace tiempo", añadió. El presidente georgiano, Mijail Saakashvili, "supera, a veces, los límites y ha dado luz verde a esta operación", subrayó Felgenhauer.

Las dos regiones georgianas de Osetia del Sur y de Abjasia, que no tienen la misma cultura ni la misma lengua que los georgianos, declararon de forma unilateral su independencia de Tiflis a principios de los años 1990, tras el derrumbe de la entonces URSS.

En opinión de Felgenhauer, la ofensiva georgiana en Osetia del Sur dio a Rusia un pretexto para llevar a la práctica su retórica política. "Rusia puede contentarse con desplegar solamente una pequeña parte de su enorme potencial militar en ese pequeño sector", aseguró en alusión a la región de Osetia del Sur, donde tropas rusas y georgianas libraban encarnizados combates desde la noche del jueves. "Sólo hay una ruta de unos metros de largo entre Rusia y Osetia del Sur. Es una cuestión de logística", agregó.

Para Serguei Mrkov, analista cercano al Kremlin, los esfuerzos de Georgia por recuperar el control de Osetia del Sur por la vía militar, no dejó otra alternativa a Rusia que hacer lo mismo. "Saakashvili puso a Rusia en una situación muy difícil", comentó Markov, sumándose así a los argumentos del Kremlin, según el cual la intervención militar rusa era necesaria para defender a los ciudadanos rusos en esa región rebelde.

Markov destaca que los habitantes de Osetia del Sur y de Abjasia, dos regiones que administrativamente pertenecen a Georgia, habían obtenido pasaportes rusos gracias a una ley votada tras la caída de la Unión Soviética en 1991, en virtud de la cual los habitantes de las ex repúblicas soviéticas pueden obtener la nacionalidad rusa.

"No había un 'proyecto' para enviar tropas a Georgia" sin motivos. "Pero en estas circunstancias, las autoridades rusas no tenían otra opción. Es, por supuesto, una línea roja" para Rusia, asegura Markov.

No obstante, la posición de firmeza de Moscú, que ha indicado claramente estar dispuesta a impedir la reintegración forzosa de Osetia del Sur y de Abjasia en Georgia, tendrá un precio en sus relaciones con Occidente.

Aunque Georgia haya desatado la ofensiva en Osetia del Sur antes de replegarse frente a los violentos ataques rusos, aparece como la víctima del conflicto, coincidían los analistas. "Habría sido insensato de parte de Saakashvili contar con el apoyo militar directo de Occidente", afirmó un analista independiente en materia de Defensa, Alexander Golts. Pero en lo que el presidente georgiano "tuvo un éxito indiscutible, es que el mundo entero verá a Rusia como un agresor militar", agregó.

Confirmando ese razonamiento, la Casa Blanca consideró que las acciones de Rusia en Osetia del Sur constituían una "escalada desproporcionada y peligrosa" que en caso de seguir adelante tendrá "un impacto en las relaciones ruso-norteamericanas a largo plazo".

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